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Venezuela en Washington

Por Sonia Schott

Globovision - ¿Qué pudiera estar detrás de los reiterados llamados, nacionales e internacionales, para que las partes respeten el Consejo Nacional Electoral venezolano? ¿Cambiarán las relaciones entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y el Gobierno de Venezuela, luego de que el próximo 1 de enero asuma su cargo el comisionado venezolano? ¿Qué Estado de Derecho o qué democracia mínima puede soportar que la agencia estatal de información -VENPRES-difunda una conversación privada de un ciudadano venezolano? son las incógnitas más relevantes de Venezuela en Washington en la semana del 7 al 12 de diciembre.

1.- Que se respete la decisión de Consejo Nacional Electoral pareciera ser el angustioso lugar común en los últimos días.

Ciertamente, durante la semana transcurrida la tónica fue dada por las manifestaciones de preocupación por el árbitro electoral. Las más recientes, “coincidencialmente” son de marca mayor: En Venezuela llamó a respetar la decisión del CNE el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Iván Rincón, quien presentó en Washington la estrategia internacional gubernamental para el Referéndum Revocatorio y en los Estados Unidos fueron los representantes Cass Ballenger (R-NC) y Diane Watson (D-CA) quienes le enviaron el 10 de diciembre una misiva al Presidente Chávez recordándole que: “declaraciones de cualquier sector que ponga en duda la credibilidad del CNE no ayudan para nada el difícil trabajo de dicho Consejo”.

Ante tanta aprehensión en el ambiente, las dudas afloraron tanto en el ala del Capitolio que se interesa en Venezuela, como en el Departamento de Estado, en la OEA, en la comunidad latinoamericanista y claramente en el editorial del Washington Post del sábado 13 de diciembre.

En los predios del Congreso las descalificaciones proferidas por el propio Jefe del Estado contra el Poder Electoral fueron muy mal recibidas, sobre todo porque estaban en absoluta contradicción con los cometarios, positivos, que sobre el proceso, la confiabilidad del CNE y el Presidente Chávez, habían hecho, traído y hecho correr los días anteriores los parlamentarios que visitaron recientemente Venezuela.

Pero la preocupación no termina allí, también alimenta la suspicacia de muchos, el que hasta la fecha, la oposición no haya hecho entrega de las firmas recolectadas. Estos dos elementos, evidencian una enorme desconfianza en el Ente Electoral de parte del Gobierno y de la oposición.

Entonces, muchos se han venido preguntando ¿Es que la situación es tan grave, o se trata de otra manipulación oficial?

Aquí, sin desmerecer al Organismo Comicial, la confianza está puesta fundamentalmente en la observación: de la sociedad civil venezolana, de la OEA y del Centro Carter. Sin embargo, en tanto que Comunidad Internacional y Grupo de Amigos, les preocupa los posibles escenarios que se pudieran abrir en Venezuela y las posibilidades de acción siempre contando con un árbitro como el CNE que lo consideran imprescindible. En este sentido se manejan varias posibilidades.

Una de ellas es que el cambio de actitud del Presidente se trate de una estrategia para provocar el efecto contrario, o sea, descalificando al CNE, produce una reacción en contrario de máximo apoyo a este organismo, para que luego el Ente Comicial declare que no hubo las firmas suficientes y nadie pueda desmentir los resultados.

Este escenario podría concretarse inversamente en la medida en que crece o disminuye el diferencial entre las firmas recogidas por la oposición y las requeridas para activar el proceso revocatorio, porque sería prácticamente imposible que se cometiera un fraude masivo sin que la Comunidad Internacional se alertara.

Otra opción es que el Chavismo, viéndose acorralado por un abrumador número de firmas recolectadas y para evitar un referéndum revocatorio, lanzó la idea del fraude para crear desconfianza y por esta vía proponer unas negociaciones de elecciones anticipadas con la participación del Presidente Chávez, en cuyo caso no actuaría la Comunidad Internacional, siempre que quede firme la convocatoria a elecciones y se permita reforzar la veeduría internacional en el proceso electoral.

En fin, otra vía que no se descarta es que se trate de toda una estrategia para demorar los lapsos y así llegar a agosto del año entrante, cuando el Vice-presidente, ante cualquier contingencia asumiría la Presidencia. Una posibilidad como esta es considerada la más peligrosa, porque la Comunidad Internacional no podría actuar porque no puede atropellar los lapsos legales, y por otro lado la oposición, quizás involuntariamente podría caer en el juego, como ahora que ya ha perdido quince días para entregar las firmas.

Es precisamente ante tantos impredecibles, que aquí en el Departamento de Estado y el Capitolio, prefieren callar, continuar haciendo negocios y esperar, concientes que lo de la salida electoral, constitucional y democrática todavía depara muchas sorpresas.

2.- Las relaciones entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Gobierno de Venezuela, no pueden ser peores. La medidas cautelares dictadas a favor de Globovision fueron el último episodio de una historia de desencuentros interminables.

Pero ahora la Misión de Venezuela en Washington piensa revertir esta situación. Al menos así se desprende de la declaración de una funcionaria cuando en la reunión de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos de la OEA, el pasado 20 de noviembre, aseguró: “Venezuela será más exigente con la Comisión en el marco de sus procedimientos”.

Es evidente que una afirmación como esta solo se justifica en la reciente elección de Freddy Gutiérrez, como comisionado en el referido ente de los Derechos Humanos. Por esta vía el Gobierno de Chávez, a través de la Misión ante la OEA, se propone no solamente “ser más exigente” sino que tiene pretensiones de neutralizar a la Comisión en sus actuaciones con Venezuela.

Este confeso propósito, de concretarse, se reñiría con el principio según el cual los comisionados, en sus funciones, no pueden representar intereses nacionales. En todo caso, en los predios de la CIDH ya se ha adelantado que desde el 1 de enero en adelante, todos los procesos que actualmente están pendientes en esa instancia contra el Estado venezolano, acusarán un marcado retraso.

Se tendrá que esperar para conocer a ciencia cierta el grado de autonomía con la que actuará Gutiérrez en la Comisión. La anterior declaración de la Representación de Venezuela, fue un lamentable presagio que ha servido para que desde ya todos fijen su atención en el nuevo Comisionado y observen cuidadosamente sus relaciones con el Secretario Ejecutivo y sus actuaciones en los casos que se ventilen con Venezuela. Pero lo que si ha quedado muy claro es que no permitirán dilaciones o posiciones personales que entorpezcan las funciones de la Comisión, porque en fin de cuentas se trata de un órgano colegiado.

3.- Que el gobierno venezolano haya decidido elevar a la condición de política comunicacional del Estado el divulgar conversaciones privadas, grabadas fraudulentamente a ciudadanos venezolanos y que además cuente con la aquiescencia de la Procuraduría General del país, causó estupor e incredulidad en una ciudad que como Washington, aún vive con el fantasma de Watergate, que cada día lo revive la importancia del Washington Post.

Efectivamente, fueron muy pocos los consultados que quisieron creer semejante arbitrariedad. Sin embargo, luego de que los conmináramos a visitar la pagina oficial de la Embajada de Venezuela en Washington y abrir el ícono de informaciones recientes, se encontraron con la enorme sorpresa de que en la página oficial de la agencia de noticias estatal VENPRES estaba resaltada tanto la trascripción verbal como escrita, de una conversación telefónica grabada ilegalmente a dos ciudadanos venezolanos. La única respuesta que obtuvimos fue que por mucho menos que eso el Presidente Nixon vio finalizada su estadía en la Casa Blanca.

A pesar de ser una violación grave de un derecho humano fundamental como es el de la privacidad, en muchos países se abusa de las escuchas telefónicas. Pero lo que realmente desconcertó en este caso concreto fue que la administración Chávez hiciera oficialmente una apología del delito al utilizar abiertamente los recursos estatales para difundir un acto reñido con las más elementales normas del derecho.

Como alguien muy acertadamente nos señaló: “Si aquí algunos tenían duda de que la arbitrariedad era la norma en Venezuela, esta es una buena oportunidad para que salgan de su duda. Si no lo hacen, entonces luego será tarde para preguntarse ¿Cuándo se acabo la democracia en ese país?

 



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