MANIFIESTO DE PARIS
Yo también firmo por la paz y la reconciliación en Venezuela
Hay momentos en la vida de los pueblos que despiertan la atención de los hombres y mujeres que habitan el planeta sin distingos de ciudadanía. Son procesos que generan admiración o rechazo pero que, en definitiva, se saben procesos históricos porque sus consecuencias van más allá del ámbito geográfico donde ocurren.
El próximo 28 de noviembre ocurrirá uno de esos eventos históricos en Venezuela: por segunda vez, en menos de un año, los venezolanos acudirán para solicitar que se convoque un referendo revocatorio contra el mandato presidencial de Hugo Chávez.
Lo que podría pasar por un simple asunto interno donde se dirime el control del gobierno de un país, algo normal en cualquier régimen democrático, cobra especial significado cuando se comprende que un acto de reafirmación democrática ocurre en un país que tiene cuatro años al borde de un enfrentamiento civil.
La conflictividad de la situación venezolana es muy atípica. Ella se produce como resultado de una reacción social contra los intentos del régimen en el poder por imponer un proyecto político que el país rechaza y sobre el cual nunca la nación fue consultada. La situación es en si una tragedia porque Chávez fue electo democráticamente por un pueblo esperanzado que puso en sus manos la esperanza de un futuro mejor. En 1998 los venezolanos votaron contra la corrupción y la pobreza, cansados de un liderazgo que parecía moverse a contrapelo de los intereses del país.
Que la revolución encabezada por Chávez es una farsa está fuera de toda duda. Todos los indicadores sociales y económicos del país evidencian no sólo una pobrísima gestión de gobierno sino una corrupción que se yergue impúdicamente frente a las declaraciones grandilocuentes del presidente a favor de los pobres. Los venezolanos lo saben, y cada vez más los pueblos del mundo y las organizaciones sociales y políticas progresistas internacionales entienden que el supuesto valor geopolítico de las declaraciones del gobierno venezolano, y sus palabras en contra de la globalización y a favor de un mundo multipolar, no pasan de ser convenientes manifestaciones de un gobierno enemigo de su propio pueblo.
La jornada del 28 de noviembre no es sólo por la paz y la reconciliación entre los venezolanos; es también una lección de tolerancia y apego a la democracia. Un pueblo que se ha resistido tenazmente a caer en la trampa de la violencia que le tiende su propio gobierno se enrumba hacia un nuevo acto electoral para ratificar su decisión de que las diferencias políticas se deben procesar pacifica y democráticamente. Ese día y los tres siguientes se van a recoger, bajo estricta supervisión nacional y con observadores internacionales, las más de dos millones y medio de firmas que son necesarias para hacer constitucionalmente inevitable el referendo revocatorio contra Hugo Chávez en el primer trimestre de 2004.
El respeto a la voluntad del pueblo en el venidero referendo es un compromiso ineludible de la oposición democrática. Sin importar si esa voluntad favorece, en contra de todos los pronósticos, al actual presidente. Pero más allá de ese compromiso está el de ofrecer una alternativa de gobierno a los venezolanos que esté basada en la unidad y la reconciliación efectiva de la población. Ese es el verdadero contenido del referendo y con el cual nos identificamos tanto los venezolanos que viven en Venezuela como los que, por distintas razones, hoy estamos fuera de nuestra patria.
Pedimos la comprensión y la solidaridad de los pueblos y los gobiernos amigos de Venezuela. Nuestro país tiene una larga historia de respeto por la democracia y una aún más larga tradición de generosidad con los extranjeros que tocaron a nuestras puertas en momentos de necesidad o por amor a nuestra tierra y su gente. Es el momento de tratar de entender la complejidad de lo que ocurre en una nación que se apega a un destino de paz pero con la decisión inquebrantable de mantenerse en democracia y libertad.
En estos días difíciles, hoy más que nunca, los venezolanos que no estamos en Venezuela seguimos viviendo lo que ocurre en nuestro país como si fuera nuestra propia rutina. Nosotros también firmaremos por la lucha que hoy nos toca a todos para que mañana sean posibles la paz y la reconciliación.
La direccion es:
Mutualité Française, Salle Sorbonne
24, rue Saint-Victor,
75005, Paris
Sabado 29 y domingo 30 de noviembre
Horario: entre 10 h y 17h
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