Venezuela no tengas miedo
Por Aleksander Boyd
Londres 09.06.06 | Hace un par de días les comentaba sobre la demanda que introduje contra el alcalde de Londres por haberme acusado de terrorista. Las respuestas de muchos de Uds. me llenan de coraje y cargan mi espíritu. Debo sin embargo hacer una reflexión sobre lo que percibo como el temor generalizado que se ha instalado en la psique de los venezolanos, pues me parece que el chavismo ya habría logrado su principal cometido, que no es otro que paralizarlos, inoculándoles miedo en forma dosificada.
No teman mis queridos compatriotas, pues aquellos asistidos por la razón y la justicia nada tienen que temer. Nada ni nadie se interpondrá en nuestra senda liberadora, no hay chavismo capaz de tal empresa, pues a ellos no los mueve la absoluta convicción y disposición de luchar por su libertad sino mas bien el deseo ruin y mundano de rapiña, de destrucción, de irrespeto, en suma no hay lealtad entre el atajo de hampones que momentáneamente controla el poder.
Por ello es menester convencerse que el que obra con maldad la paga, en esta vida no en la siguiente. Fijense por ejemplo el caso del dizque magistrado Alvaray, noten como entre ellos la cosa es mas feroz de lo que haya sido nunca contra la noble y digna sociedad venezolana. ¿Y saben porque? Porque el hambre de poder y odio acumulados por varias décadas es mas fuerte que el sentido común y la decencia. El producto de la hambruna, desestabilidad familiar y emocional son los resentidos sociales que hoy se auto denominan bolivarianos. Para muchos de ellos la revolución ha representado la oportunidad nunca lograda por méritos y esfuerzo propios. Pero ello no debe compungirnos o amilanarnos, no. Al contrario individuos tan deficientes no representan una amenaza. No estamos en presencia de seres educados que decidieron tornarse en figuras de dominación mundial (a esos si hay que temer), sino lidiando con rateros, con malandros de esquina, con borrachitos de botiquín barato, con robagallinas, con cadeticos mediocres de provincia, con parias que se envalentonan tan solo ante sus pobres mujeres en la seguridad de sus conchas.
No temas Venezuela. No hay motivo. No oses bajarle la cabeza al apátrida y su chulo cubano. Si es necesario desvía la mirada, recobra el aliento y adopta, consciente de todo tu poder, postura firme ante el compromiso. Tu libertad y la de tus hijos bien valen la pena el sacrificio.
Y no se preocupen por mi, ya que en esta sociedad las leyes no estan plegadas a los designios autoritarios de políticos indignos.
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