¿A quién benefician las primarias en Venezuela?
Por Virginia Contreras
08.05.06 | Estando en etapa electoral, los venezolanos se debaten entre participar o no en dicho proceso. La disyuntiva está signada fundamentalmente entre quienes consideran necesaria la participación electoral como mecanismo democrático y quienes estiman que mal podríamos participar en elecciones, cuando siendo éstas la manifestación natural de la soberanía popular, no existe un verdadero régimen democrático en dónde materializarla.
Y es que esa ha sido la conducta de los dictadores modernos: asumen el poder por lo general mediante elecciones universales, pero inmediatamente olvidan su obligación de gobernar bajo el sistema que les dio la oportunidad de ser elegidos: abusan del poder; violan la Constitución y las Leyes; modifican sustancialmente los principios democráticos que regulaban a la Nación; se apoderan de los poderes públicos; y al final, cuando llega el momento de las definiciones porque saben que no pueden actuar aislados de la comunidad internacional, vuelven a pedir el voto de las masas para legitimar ahora con la anuencia del pueblo, lo que con sus pies han destruido.
Esto que vemos de manera tan sencilla, para otros no lo es; y es obvio si consideramos que el momento político que vive Venezuela es inédito en su historia. La consecuencia de esta falta de unanimidad de criterios no se ha dejado esperar: frente a un gobierno en permanente armonía con la voz de mando de su líder supremo, el presidente Hugo Chávez, existe una oposición dividida entre quienes piensan que al enemigo hay que atacarlo con las armas que utilizaban en el pasado político del país, y quienes creemos que al enemigo hay que vencerlo con las mismas armas que él ha venido utilizando para destruirnos y desprestigiarnos dentro y fuera del territorio nacional.
La herramienta de quienes estiman lo primero son las elecciones primarias para la elección de un candidato presidencial único que pueda oponérsele al presidente Hugo Chávez. Para quienes pensamos lo segundo, la estrategia es no votar, habida cuenta que desde la Constitución de 1999 el voto es un derecho y no un deber. La idea de no votar va más allá de no asistir al proceso electoral de diciembre. Dentro de esta tesis también propiciamos el no acudir a ninguno de los actos preparatorios del proceso electoral, con el objeto de enviar al mundo el mensaje inequívoco de que nunca hubo la posibilidad de legitimar en libertad a quien con sus acciones y omisiones destruyó esa libertad que ahora trata de invocar.
Tal y como lo definen los especialistas, las elecciones primarias son aquellos mecanismos electorales destinados a resolver una contienda política de definición de candidatos dentro de un partido o coalición mediante el voto de la ciudadanía o de los militantes (Colomer, 2002); y en tal sentido han sido utilizadas en distintas oportunidades para soliviantar por el mecanismo del voto interno, lo que mediante el simple ejercicio democrático de presentar candidaturas electorales no ha funcionado. Es decir, que cuando partidos políticos, o coaliciones de éstos no han logrado concentrar sus fuerzas para vencer a su oponente electoral, han buscado este mecanismo para tratar de unificar esfuerzos en torno a un mismo objetivo, que es vencer a su oponente.
En Venezuela, a pesar de no existir un sistema nacional de elecciones primarias, a lo largo de su historia contemporánea ha habido algunas experiencias al respecto. Curiosamente, a diferencia de lo que pueden creer la mayoría de los que apoyan esta medida, aquellos que fueron elegidos como candidatos por haber logrado el triunfo en las primarias, siempre perdieron cuando presentaron su opción en la contienda nacional.
Así tenemos que en 1968 Acción Democrática (AD) realizó unas primarias entre los miembros de su partido. Gonzalo Barrios fue el ganador, pero cuando se presentó a la elección presidencial perdió frente a Rafael Caldera, candidato demócrata-cristiano (COPEI). (Paradójicamente éste había sido designado por el aparato del partido). Para la elección de 1978, AD celebró otras elecciones primarias. En éstas el ganador fue Luís Piñerúa, pero éste también perdió cuando participó en la elección presidencial. (Curiosamente Jaime Lusinchi, quien fue el contendor de Piñerúa fue designado candidato presidencial por A.D. directamente por su partido en la elección presidencial de 1983 y ganó frente a Caldera). Por último, COPEI en 1993 organizó unas primarias para la elección presidencial, pero el candidato ganador en las primarias, Oswaldo Alvarez Paz, perdió en la contienda nacional frente al candidato Rafael Caldera.
Frente al esquema actual del país, aquellos que han venido denunciando la existencia del fraude por parte del gobierno nacional para obtener el triunfo en el referéndum revocatorio, y han exigido el cumplimiento de ciertos requisitos como condición para participar en el proceso electoral, aún a pesar de la existencia de los insalvables vicios del sistema electoral venezolano todavía persisten en su idea de elecciones primarias. Ya hemos visto la nueva conformación del CNE con cuatro de los cinco nuevos rectores vinculados mucho más estrechamente incluso que los salientes, con el gobierno nacional; por mencionar un caso. Sin embargo los preparativos para las elecciones primarias continúan.
Las razones de este proceder por parte de quienes todavía creen que la solución del país pasa por unas elecciones primarias, pueden obedecer a distintos supuestos: o no comprenden el daño que todos estos actos preparatorios de la elección nacional le hace a toda la sociedad venezolana en su conjunto (y no sólo a quienes propician una tesis en particular) en vista de representar éstos ejercicios netamente democráticos que evidentemente no existen en la realidad venezolana; o definitivamente que esas elecciones primarias estaban ya decididas desde hace tiempo sin que para ello importara en la práctica que hubiera o no condiciones para votar. Esto explicaría el porqué ahora, en que la situación no sólo se mantiene, sino que empeora, insistan en dichas elecciones.
La tesis de las primarias ha adquirido nuevas modalidades: A la idea original del candidato único para enfrentar al presidente Chávez, se le ha sumado la necesidad de convertir a ese candidato único en “el representante posterior (a las elecciones) de la oposición frente al gobierno”. Quienes así lo consideran pretenden equiparar el concepto de candidato ganador en las primarias, (y perdedor en las elecciones nacionales) con el del “líder,” tan buscado por la sociedad venezolana. Ocultan con esto que líder no es quien quiere, sino quién puede; y que precisamente por eso, el líder ni se decreta ni se vota, sino que emerge de las sociedades mismas cuando la necesidad y las circunstancias lo permiten y no cuando algunos lo sugieran.
Con ello no sólo lograrán confundir más a la sociedad en general, sino crear una brecha aún mayor entre miembros de un mismo sector; al sentirse éstos utilizados, bajo la excusa de la búsqueda del candidato único, para luego darse cuenta que se trata de imponer como líder a quien bajo el engaño y el subterfugio jamás logrará serlo.
Existen a su vez otros argumentos para justificar las elecciones primarias. Uno de ellos basado en la posibilidad de “organizar” a la sociedad venezolana, hoy en día tan desencantada, bajo la excusa de la búsqueda de un candidato. Destacan los defensores de esta variable, que este ejercicio servirá para dirigir a la sociedad hacia objetivos específicos; entre ellos el acudir el día de las elecciones nacionales a las mesas de votación a exigir el conteo manual, así como las auditorias a todas las máquinas de votación. Idea peregrina ésta que desconoce hasta qué punto la ciudadanía está harta ya de falsos profetas, quienes haciendo uso de su capacidad de disuasión, nos han llevado hasta a buscar la muerte, que por cierto muchos han encontrado, en actos menos riesgosos, como el participar en una sencilla manifestación pública por ejemplo.
Valdría la pena un simple ejercicio mental para imaginarnos, cuántos de quienes impulsan esta idea serán capaces de formar filas al frente de dichas manifestaciones el 03 de diciembre, para dirigir a la sociedad, a acudir hacia los centros electorales con sus exigencias, mientras los contingentes del Ejército regular y los miembros de los Batallones de Reservas los esperan con sus fusiles.
La justificación del uso de las primarias para proceder de esta manera carece de toda racionalidad. ¿Si de organización se trata, será que no puede organizarse a la ciudadanía, si hubiera fe en el objetivo deseado, para abstenerse de acudir al proceso eleccionario? ¿Cuál es la diferencia entre “organizar” a los venezolanos para establecer toda una estrategia y explicarles el porqué no podemos convalidar este régimen oprobioso mediante unas votaciones, y el “organizar” a los votantes para acudir a dos procesos electorales; como lo son el de las primarias; y el del 3 de diciembre? ¿Qué es más sencillo; explicarle a la colectividad, la realidad, que por experiencia propia ya conocen, respecto a la no existencia de los más elementales principios democráticos en Venezuela, o tener que hipnotizar a los venezolanos para que acudan a votar, aún cuando de antemano ya sepan que en la práctica esto es intrascendente? La respuesta la dejamos al lector.
Algunos otros, estimulados por la idea de participar en los procesos señalados, han establecido como plazo el esperar hasta el último momento, después de la celebración de las elecciones primarias, para que si no se lograren cada uno de los requisitos exigidos para la transparencia del voto renunciar a participar en el proceso electoral de diciembre. Con todo respeto de quienes así piensan, valdría la pena preguntarles si de verdad, en lo más profundo de sus consciencias, son capaces de creer que existe alguna posibilidad de obtener de parte del ente electoral (entiéndase del gobierno nacional) el cumplimiento de esas inequívocas condiciones. Estamos seguros que ellos saben que la respuesta es negativa.
Olvidan estas personas que para la oportunidad en que pudiera eventualmente renunciarse a continuar con esta farsa electoral, ya el daño frente a la generalidad de la sociedad venezolana, y particularmente frente a la comunidad internacional, estará hecho. ¿Pensarán aquellos que después del despliegue comunicacional del gobierno de Venezuela; después de la inversión mil millonaria en los costos del proceso electoral; después de la invitación y posterior movilización de observadores internacionales de todo el mundo, muchos de los cuales pertenecen a importantes organismos internacionales y a la comunidad mundial, habrá alguien que sea capaz de comprender que habiendo coexistido infinidad de vicios antes; durante y después de las elecciones primarias, haya sido en el último momento cuando se verificare la imposibilidad de competir en buena lid?
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