Resultados de elecciones municipales en Venezuela: un baño de agua fría
por Ismael Pérez Vigil | Gusano de Luz
15.08.05 | Contrario a lo que el titulo sugiere, el baño de agua fría no es la alta abstención, sino la interpretación que tengo de la misma, que sé que no gustara mucho a una parte del sector opositor, ni en el Gobierno. Pero una vez más, quienes no defendemos cuotas de poder ni buscamos vedetismo mediático, no tenemos problema en escribir lo que nos pasa por la cabeza.
Uno de los errores más graves que se esta cometiendo en la política venezolana —en el sector opositor, que es el que analizo— es que se están tomando decisiones y decidiendo estrategias sin reflexionar a fondo sobre datos concretos, sin razonar sobre los hechos, sino por meros indicios, por pura voluntad, de manera emotiva y con el corazón. La emotividad, el corazón, la voluntad es muy valiosa para salir a la calle, para demostrar lo que somos, pero, por favor, para trazar las estrategias hagámoslo con otros argumentos y con base en hechos.
Antes de analizar algunas cifras debo aclarar que no me cabe ninguna duda que el carácter de la abstención que se manifestó el pasado domingo, para una inmensa cantidad de personas, fue muy distinto a lo que se manifestó en otras ocasiones. Aclaro también que considero perfectamente validos y razonables los argumentos que muchos tuvieron para abstenerse; como, obviamente, creo que son respetables y razonables los que tuvimos para votar los que así lo hicimos. Es más, dije de manera muy clara, desde hace varios meses que, como actitud política, ambas conductas podían ser perfectamente validas si procedían de una política unitaria, y entendiendo por unidad, no la uniformidad o la integración bajo un único comando, sin que se manifiesten las naturales diferencias, como fue la Coordinadora Democrática, sino la existencia de un acuerdo básico entre todos los que creemos en la democracia y el estado de derecho para salir de este régimen autoritario. Dicho esto, paso a analizar algunas cifras.
Es sorprendente como se analiza de manera ligera algunas cifras. Resulta, no digamos increíble, sino insólito, como el organismo electoral y especialmente su Presidente manipulan algunos datos y dicen ciertas cosas de la manera mas paladina y sin arrugar ni siquiera un músculo de la cara. Pero es comprensible. Lo que no es comprensible es que en la oposición nos traguemos esos datos y les hagamos el juego.
No es verdad que en Venezuela solo ha habido elecciones municipales, separadas de otras, únicamente en el año 2000. Las hubo en 1979 y en 1984. Después de esa fecha, se han dado simultáneamente con otros procesos electorales, y no necesariamente con procesos presidenciales. Por lo tanto, la afirmación de que las municipales no arrastran votos, o que las presidenciales son las que lo hacen, no es cierta. Y los datos históricos así lo demuestran. Esto esta enraizado en una profunda tradición democrática, que hizo que, aun bajo las dictaduras que tuvimos hasta 1958, en Venezuela se celebraban elecciones municipales y fue allí, en elecciones municipales, en donde surgieron y se fortalecieron los principales lideres y partidos de nuestro país.
A partir de 1958 se unificaron todos los procesos electorales y votábamos por nuestros concejales por el sistema de planchas o listas, contenidas en lo que se llamaba la “tarjeta pequeña”. Hasta que en 1979, se separaron las elecciones municipales de las elecciones nacionales e incluso se dieron en dos ocasiones, antes del año 2000, en días separados del resto de las elecciones, en ese año y en 1984, como ya dije. En el Cuadro Uno presento las cifras de abstención desde 1958. Allí se puede ver lo señalado: Que elecciones municipales, solas, hemos tenido en 1979, 1984, 2000 y ahora en 2005, cuyos datos no están en el cuadro. Por lo tanto, el famoso “promedio histórico” del que tanto habla Jorge Rodríguez no sería el del año 2000, sino que sería el promedio de los tres eventos, que es del 48,01%. Desde luego que a él le conviene destacar solo el año 2000, para justificar como un relativo éxito los miles de millones de bolívares gastados en unas elecciones en la que cada voto depositado costó el equivalente a un mes de salario básico.
Otro dato interesante, sobre el que llamo la atención, es que desde 1993 tenemos —en las elecciones presidenciales— lo que llamo una abstención endémica, que en promedio es del 40,02%. Con esto quiero decir que esta abstención parece haber llegado para quedarse y que nada la hace ceder. En el cuadro no están los resultados del referendo revocatorio del año pasado, pero aun aceptando las cifras del CNE —cosa que yo no acepto— ni siquiera en ese momento, al que los analistas consideran el punto máximo de polarización y movilización política, descendió la abstención. Dando por validas las cifras del CNE, la abstención durante el referendo revocatorio fue del 30,08%.
Otro dato interesante, en este proceso de desmitificar las cifras electorales y algunas asunciones que se dan como ley de hierro —como por ejemplo, que el voto presidencial arrastra todo lo demás— hay un dato curioso y es que en las elecciones presidenciales del año 2000 la abstención fue unas décimas más alta (43,69%) que las elecciones regionales de ese mismo año (43,55%). Por lo visto concitó más interés en los venezolanos las elecciones locales o regionales, que las presidenciales.
Pero hay otro tema en el cual me quiero detener a reflexionar y que tiene que ver con los resultados de la abstención. Según los datos disponibles del año 2000 —y llamo la atención de que los datos que utilizo proceden de un CNE diferente al que tenemos actualmente, naturalmente mucho más confiable— la abstención en las elecciones municipales en ese año fue del 76,2% para Concejales Municipales y ligeramente más alta (77,6%) para Juntas Parroquiales. Según los datos de Súmate, que son los que doy como validos y creíbles por encima de los del CNE, la abstención el 7 de agosto fue del 78,1%.
De manera que el incremento de la abstención fue en realidad de menos del 2%; para ser más exactos del 1,90%. Disculpen entonces la antipatía, pero: ¿Qué victoria es la que reclaman algunos? ¿Qué incremento significativo se produjo? El “nuevo” y consciente abstencionismo que algunos reivindican es solo del 1,9%. Esa sería una pirrica victoria, que desde luego ni yo mismo acepto, pues le doy a esa abstención mucho más significado que sus resultados concretos, que fue apenas un incremento del 1,9% con respecto a la del año 2000.
Hay otro hecho más, también significativo, que quiero resaltar. El régimen actual, como todo régimen autoritario, es especialista en reescribir la historia y en sacar conejos de sombreros de copa y nos ha convencido de que es electoralmente invencible, pues cuenta con un respaldo electoral superior al 50%. Sin embargo esto tampoco es cierto.
El actual Gobierno desde 1998, en todas las elecciones en las que el Presidente Chávez Frías ha expuesto su capital político solo ha logrado, en promedio, el 34% del total de electores. Que no es en ningún modo despreciable, pero que tampoco es el avasallante 50, 60 ó 70% que algunos quieren mostrar. La semana pasada, si la abstención fue del 78%, es obvio que ese porcentaje de sus simpatizantes, que le ha sido constante y fiel, tampoco se ha incrementado significativamente y en esta ocasión ni siquiera se movilizaron a votar por los candidatos del régimen, a pesar de las innumerable convocatorias y llamados de todos sus lideres, incluido el Presidente Chávez Frías, que desde las 12 del medio día coparon todos los medios de comunicación y de manera ilegal y abusiva, con la anuencia y silencio del CNE, hacían llamados a sus simpatizantes para que fueran a votar.
Que con una tercera parte del los electores, el régimen se haya podido apoderar de 20 gobernaciones, de dos terceras partes de las alcaldías, los concejales municipales y las juntas parroquiales, se debe a una perversión del sistema electoral y la complicidad del CNE que permitió que con el llamado mecanismo de “las morochas” se burlara la disposición constitucional que establece la representación proporcional de las minorías.
¿Qué significan todas estas cifras y argumentos? Lo que muchos no quieren ver, comenzando por el propio Gobierno, que lo de la invencibilidad electoral del Gobierno de Chávez Frías es un mito como cualquier otro. Que puede ser derrotado. Hay otra cosa que también nos enseño este proceso electoral, que los venezolanos nos movilizamos a votar, más o menos de la manera habitual, acorde con lo que esta en juego
Y dos últimas lecciones extraigo de lo ocurrido, que se verán mucho más claramente cuando tengamos los resultados completos de este último proceso lectoral y el tiempo para analizarlos: Una, que en un tipo de elección como el que tuvimos el 7 de agosto, que es básicamente de militantes partidistas, una vez más se impusieron los liderazgos locales, que con contadas excepciones mantuvieron sus posiciones; y esas excepciones, son la segunda lección y la más importante, que en aquellos lugares en que la oposición no dejo de lado sus intereses particulares y grupales y no fue unida, fue derrotada. O si lo queremos ver desde un ángulo positivo, en aquellos lugares en que la posición fue unida, no tuvo mayores inconvenientes en mantener sus posiciones y derrotar a los candidatos del Gobierno.
Espero que hayamos aprendido de esa lección, pues no es mucho el tiempo que nos queda para impedir que el régimen vuelva a tener la mayoría calificada en la Asamblea Nacional.
Eso supone definir una estrategia que contemple que el régimen es un conjunto del que forma parte el Poder Ejecutivo y todos los demás poderes del Estado, incluido el Poder Electoral. No podemos ver al CNE como si fuera algo independiente. Si ingenuo es —como piensan algunos— ir a elecciones con este CNE, más ingenuo es pensar que el régimen, que controla todo el poder, va a ceder una de sus armas fundamentales.
Si vamos a derrotar al Gobierno, hay que derrotarlo con todos sus satélites, CNE incluido.
Ya vendrá después el tiempo en que podremos elegir poderes independientes, pero primero hay que derrotar este régimen autoritario, del cual el CNE es una parte importante y que no lo va a ceder graciosamente, por más que apelemos a principios jurídicos o a una legalidad en la que ellos no creen. Y ya hemos visto que si es posible derrotarlos, si hay la decisión de hacerlo y de defender los resultados.
Cuadro Uno |
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Año |
Tipo de Elección |
Abst. |
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1958 |
Nacionales |
6,58 |
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1963 |
Nacionales |
7,79 |
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1968 |
Nacionales |
5,64 |
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1973 |
Nacionales |
3,48 |
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1978 |
Nacionales |
12,43 |
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1979 |
Concejales |
27,13 |
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1983 |
Nacionales |
12,25 |
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1984 |
Concejales |
40,70 |
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1988 |
Nacionales |
18,10 |
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1989 |
Regionales |
54,00 |
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1992 |
Regionales |
50,72 |
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1993 |
Nacionales |
39,84 |
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1995 |
Regionales |
53,85 |
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1998 |
Cong. y Reg. |
47,56 |
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1998 |
Presidenciales |
36,54 |
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1999 |
RCC |
62,35 |
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1999 |
ANC |
53,77 |
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1999 |
Aprob. Constituc. |
55,63 |
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2000 |
Presidenciales |
43,69 |
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2000 |
AN. y Reg. |
43,55 |
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2000 |
Municipales |
76,2 (77,6) |
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Datos oficiales del CNE |
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RCC: Referendo Consultivo Constitucional |
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ANC: Asamblea Nacional Constituyente |
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Cuadro Dos |
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Año |
Tipo Elección |
Votos |
Electores |
% |
1998 |
Presidencial |
3.673.685 |
11.013.020 |
33,36 |
1999 |
R. Convocar Constituyente |
3.630.666 |
11.022.031 |
32,94 |
1999 |
Aprobación Constitución |
3.301.475 |
10.940.596 |
30,18 |
2000 |
Relegitimación |
3.757.773 |
11.720.660 |
32,06 |
2005 |
Ref. Revocatorio |
5.800.629 |
14.037.900 |
41,32 |
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Promedio |
33,97 |