Cuentas por cobrar a Hugo Chávez
Por Daniel Romero Pernalete
14.08.05 | Puede que por un tiempo sigas haciendo de las tuyas, Hugo Chávez. Pero más temprano que tarde te marcharás. Y el país auditará tu pasantía por Miraflores. No vas a salir muy bien parado, te lo advierto. La historia no te absolverá. El ciudadano de a pie tampoco. Ojalá tenga yo vida para verte entre rejas. Hay razones de sobra. Las cuentas por cobrar van a ser anchas.
Vas a tener que responder, Hugo Chávez, por los millones de dólares que has regalado a los excelentísimos chulos que hoy te adulan (no tengo que ser diplomático). Fidel. Kirchner. Tabaré. Lula. Receptores todos de tus groseras dádivas. En petróleo que pudo usarse para ir cancelando la deuda social de la que tanto hablas. En inversiones que pudieron crear miles de empleos para tu gente. Como si aquellos tipos fueran a estar contigo cuando tu pueblo te pase la factura.
Vas a tener que responder, comandante, por el uso que haces de nuestros recursos para sostener y expandir tu socialismo de museo. Para financiar descaradamente a los partidos que te apoyan. Para hacer que un montón de muchachos vinieran de todo el mundo a ensalzar tu pasajera gloria. Para respaldar las acciones de los cocaleros de Bolivia. De los piqueteros de Argentina. De los guerrilleros colombianos. De los militares golpistas del Perú. De los sandinistas en Nicaragua. Como si la historia hubiera retrocedido cuatro décadas.
Vas a tener que responder, jefecito, por la enorme cantidad de dinero que sistemáticamente consumes. En la regalada vida que te das. En tus frecuentes y costosas giras promocionales. En gastos de seguridad para aplacar tus miedos. Como si la ostentación fuera invisible o escasearan los judas en tu propio entorno.
Vas a tener que responder, mi teniente coronel, por los reales dilapidados en aventuras sin raíces ni frutos. En programas de créditos sin retorno. En reanimación de empresas sin futuro. En financiamientos de plantas televisivas que pocos ven y a pocos sirven. En improvisadas misiones sociales de volátiles resultados. En la preparación de una guerra que sólo existe en tu asimétrica mente. Como si al final la gente no se fuera a dar cuenta de la estafa.
Vas a tener que responder, camarada, por los dineros públicos que han ido engordando las cuentas de tus alabarderos. Las mismas que los gringos están investigando. Las mismas que financian las mudanzas de Coche al Country Club. El salto del ron blanco al whisky dieciocho años. La sustitución del Volkwagen por el BMW. El cambio de Margarita por Miami o París. Como si la riqueza súbita y mal habida fuera inodora.
Vas a tener que responder, compatriota, por los reales que la ineficiencia de tu gestión ha devorado. Con la destrucción de PDVSA. Con tu cohorte rotatoria de ministros ineficientes. Con tus planes sin objetivos ni control. Con tus improvisaciones de medianoche. Como si se pudiera gerenciar un país con las mañas de un pulpero.
El cóctel es exquisito. Una mezcla de malversación y complicidad. Peculado e inmoralidad. Enriquecimiento ilícito y complicidad. Dilapidación y manejos turbios. Incapacidad y negligencia. Y si no me resultara ridículo el concepto, le agregaría un chorrito de traición a la patria.
Así que, Hugo Chávez, vete preparando. Vas a tener que responder por la indecente administración de una riqueza que es tan tuya como mía y del ciudadano que nos está leyendo. Amanecerá y veremos, comandante.
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