Venezuela: Después del Banco Central, ahora el FEM
por Ismael Pérez Vigil | Analítica.com
Jueves, 14 de julio de 2005 | El Gobierno del Presidente Chávez Frías continúa el proceso de desmantelamiento de las instituciones; no sólo las democráticas, sino todas aquellas que puedan ejercer algún tipo de control sobre su labor de Gobierno o sobre la profundización de su revolución bolivariana, hoy declarada de un peculiar “socialismo siglo XXI”, cuya definición aun no esta muy clara. Sigue en turno de “desmantelamiento” el Banco central de Venezuela (BCV), cuyo primer golpe fue la designación de su directiva, sin tomar en cuenta los señalamientos que hace su ley.
En un paso más agresivo, la Asamblea Nacional aprobó, hace un par de semanas, en primera discusión, un proyecto de ley de reforma, que por cierto fue la primera vez que se aprueba en Venezuela una ley, sin que sea discutida y sin que se haya repartido previamente a los diputados.
En ese proyecto de reforma, como vimos la semana pasada, el objetivo inicial era permitir que el Gobierno utilizara las reservas internacionales que se han ido acumulando en el BCV gracias a un control de cambio que no tiene ninguna justificación económica y que ya va para tres años. Pero la reforma tiene un objetivo adicional: Lograr que la utilización de las reservas se haga sin ningún tipo de control por parte del ente emisor. Y en esa dirección fue.
El objetivo era, además, perfeccionar el control completo sobre los ingresos petroleros. Ya el Gobierno había logrado ponerle la mano a la industria petrolera, que hasta principios de 2002 había logrado mantenerse con cierto criterio técnico. El propio Presidente Chávez Frías admitió recientemente, en un discurso anual ante la Asamblea Nacional, que toda la tramoya que monto desde finales del 2001 y comienzos del 2002, acosando y despidiendo trabajadores petroleros, había sido básicamente una provocación, para conseguir una reacción y ponerle la mano a la Industria Petrolera.
Pero la reforma de la Ley no podía hacerse de cualquier manera. Hay que guardar ciertas apariencias: Las constitucionales. No es que eso les importe mucho, como ya lo han demostrado, pero si se pueden cuidar ciertas formas, es mejor. De allí que en el proyecto de Ley de Reforma se desistiera de apoderarse, pura y simplemente, de las reservas internacionales con algún truco contable o con una descarad reforma de la Ley del BCV, que entrara en contradicción con la Constitución, y se fueron por la alternativa de modificar el artículo 113 de la Ley.
De esta manera, PDVSA no tiene que vender los dólares producto de las exportaciones al BCV; y si las dólares no se venden, no se convierten en reservas internacionales y si no son reservas internacionales, no hay que violar la Constitución para disponer de las reservas.
Pero, con base en la práctica filosofía del “ya que”: Ya que estamos modificando ese artículo, bien podemos modificar otros, piensa el Gobierno, de manera que el BCV pueda hacer ciertas operaciones de descuento y redescuento, para apoyar y facilitar las políticas agrícolas y de vivienda, sin importar para nada los objetivos anti inflacionarios y monetarios que pueda tener el BCV. En eso esta ahora la Asamblea Nacional, y espera concluir esta semana.
Lograda la reforma de la Ley del BCV, se trata de amarrar otros “cabos sueltos”, pues el tema de las reservas y la autonomía del BCV no son los únicos que tiene el Gobierno con la Constitución. Resulta que esta prevé la creación de un fondo de estabilización macroeconómica (FEM) que permita “secar” los ingresos extraordinarios — como los que esta teniendo ahora el Gobierno— para evitar que estos recursos indigesten y dañen a la economía.
Ese Fondo, que esta en la propia Constitución, busca favorecer además el proceso de descentralización, que es un tema que tampoco interesa a un Gobierno centralista y autoritario como el de Chávez Frías. Para superar esta “dificultad”, lo primero que se les ocurrió fue ignorarlo y no legislar, como lo ordena la Constitución. Pero como eso no parecía tan efectivo, se les ocurrió algo mejor: Que la ley no incluya los aportes de PDVSA a ese fondo, sino que sea únicamente el Gobierno el que haga los aportes, naturalmente después de gastar y usar los recursos en aquello que considere conveniente.
Desde luego, no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta que ese Fondo, concebido de esa peculiar manera, nunca contará con recursos importantes, porque el Gobierno nunca va a tener para aportárselos. Siempre habrá alguna amenaza del imperialismo que justifique la compra de armas; o alguna Misión o alguna campaña electoral —y vienen muchas en camino, una cada año, durante los próximos 10 años— en que utilizar los recursos petroleros, mientras duren. De esa manera, además, no se repartirán proporcionalmente entre los estados y así esos recursos no caerán en manos de gobernadores opositores, “enemigos” del Gobierno.
Ese es el sentido del proyecto de Reforma a la Ley del Fondo de Estabilización Macroeconómica, que el Gobierno acaba de introducir en la Asamblea, y que establece que los ahorros quedarán a cargo del Ejecutivo Nacional y no de Petróleos de Venezuela. No dudamos que la Ley será aprobada por la mayoría oficialista, con la misma “diligencia” y “eficacia” parlamentaria con que se aprobó en primera discusión la Reforma de la Ley del BCV: Sin elaborar el informe de Ley que exige el Reglamento Interno para estos casos, sin repartir el proyecto de ley entre los diputados y sin ni siquiera discutir la Ley, artículo por artículo, como establece la legislación.
Pronto, como dicen algunos analistas económicos, tendremos un Banco Central, que será un banco de desarrollo, y un Fondo de Estabilización Macroeconómica, pero sin recursos. Un paso más hacia el “socialismo del siglo XXI”.
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