Magnicidio estudiantil en Venezuela
por Luis DE LION | Webarticulista.net
01.07.05 | La masacre a manos de miembros de los cuerpos de seguridad del estado ocurrida la noche del pasado lunes 27 de junio en Barrio Kennedy, que dejó como saldo tres estudiantes muertos y otras tres estudiantes gravemente heridas, nos recuerda de manera cruel ejecuciones por el estilo ocurridas en el pasado reciente; al tiempo que confirma el recrudecimiento de los riesgos y el desamparo que desde hace ya un buen tiempo vienen acompañando a todo el que circula por cualquiera de las calles y avenidas venezolanas.
Las víctimas de ésta nueva ejecución policial, fueron 6 estudiantes universitarios, quienes a falta de un buen y seguro transporte colectivo, algo que los venezolanos parecieran estar condenados a nunca conocer, atravesaron la ciudad para llevar hasta sus respectivos hogares a sus compañeras de estudios; iban a bordo de un vehículo compacto, el cual en su recorrido tuvo la desgracia de toparse con una mortal alcabala.
Entre los absurdos de la peligrosa cotidianidad del venezolano, alcabala no necesariamente rima con servicio público, ni mucho menos con la palabra seguridad. Si además de ello, en el inevitable y nocturno encuentro te esperan 25 tipos armados, evidentemente mal identificados, con el rostro cubierto y los dedos en los gatillos; pues habría que, como conductor tener mucha sangre fría para no caer preso del pánico. Como las desgracias nunca llegan solas, sin duda que un mas que justificado pavor fue lo que llevó al joven conductor a tener el mortal reflejo de acelerar al llegar al alcabala.
Pero el pánico de un ciudadano no puede ser la sola explicación para unas muertes tan atroces. La DIM, el CIPC y PoliCaracas, evidentemente no están en capacidad de garantizar la seguridad ciudadana, y en razón de sus frecuentes excesos se han convertido en una amenaza para la dignidad humana. A nivel nacional, las estadísticas nos prueban que el grueso de los venezolanos vive bajo un terror permanente no solo ante el acoso de la delincuencia común, sino por los excesos policiales, los cuales ya no se limitan a la eterna matraca.
El gravísimo tema de las ejecuciones policiales, deriva en la temible constatación de que sean organismos de seguridad del Estado los que se hayan enraizado como los principales violadores de los derechos humanos en Venezuela, algo sumamente grave y que bajo ningún pretexto debe diluirse en medio de la contienda política que tiene hoy a Venezuela completamente polarizada.
Lamentablemente pareciera que es solo cuando ocurren tragedias como la que le quitó la vida a estos muchachos de la Santa María, que se piensa en la importancia tanto de unas instituciones democráticas capaces de investigar, enjuiciar y castigar a los culpables, así sean estos miembros de las fuerzas de seguridad del Estado; como también la necesidad imperiosa que la Sociedad Civil se haga representar por unas fuertes, activas y comprometidas ONG y de igual forma haría falta que la opinión pública ponga todos sus proyectores sobre hechos como la masacre de Barrio Kennedy, para que no solamente se haga justicia, sino para en algo obligar al régimen a tomar las medidas necesarias a los fines que los cuerpos policiales vuelvan a ser servidores públicos garantes de la seguridad de todos los venezolanos.
Mientras llega ese día, vemos con asombro las excesivas medidas de seguridad con QUE se protege al presidente Chávez mientras el resto de los venezolanos está asimétricamente desprotegido.
Las espantosas ejecuciones de Leonardo, Eric y Edgar, han venido a recordarnos que bajo éste régimen farsante no tienen mucha vida ni las leyes ni los estudiantes.
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