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Guachafita militar en Venezuela

By Teodoro Petkoff | Tal Cual

16.05.05 | El 27 de abril pasado aparecieron en El Universal y Últimas Noticias sendos avisos de participación del fallecimiento del CAPITÁN DE NAVÍO Simón Guillermo Malavé Méndez. Sus padres, hijos y demás familiares informaban que el alto oficial había muerto el día anterior “en la Federación Rusa en la ciudad de Ulan-Ude (Transbaical, Siberia, Rusia) ”. La participación finalizaba anunciando el traslado de sus restos al país, para avisar “oportunamente la fecha del sepelio”.

Curiosamente, la burocracia del Ministerio de la Defensa no se había sentido obligada a dar cuenta del deceso de un oficial de tan alto rango –y si lo hizo– debe haberla metido entre los avisos clasificados de los periódicos porque por más que la hemos buscado no hemos podido dar con ella. ¿Omisión deliberada? ¿Desorden burocrático? ¡Vaya uno a saber! En todo caso, es raro, porque el oficial murió no propiamente al voltear la esquina sino nada menos que en Siberia, donde alguna misión poco banal debía estar cumpliendo.

Sin embargo, el 5 de mayo, el Ministerio de la Defensa publicó en El Universal un pequeño obituario, lamentando el fallecimiento e informando del entierro del CONTRALMIRANTE Simón Guillermo Malavé Méndez. El mismo día, en otros diarios, apareció un obituario proveniente de la Presidencia de la República y otro de la Dirección del Despacho de la Presidencia (el director es el vice almirante Torcatt Sanabria), expresando su pesar por el duelo que aflige a la familia del CAPITÁN DE NAVÍO Simón Guillermo Malavé Méndez. Llama la atención que el ascenso post mortem al grado inmediatamente superior no solamente no haya sido informado al público, como es usual, sino que, por lo visto, ni siquiera fue comunicado a la presidencia de la República. De paso, ¿quién lo ascendió? Este tipo de ascensos en el caso de oficiales superiores, es realizado por el Presidente. Puesto que éste no se encontraba en el país para la fecha, pudiera haberlo realizado el vicepresidente, encargado de la primera magistratura. De haber sido así, ¿por qué no se dio cuenta de ello al Presidente a su regreso, para evitar la publicación de obituarios con grados distintos para el oficial fallecido, -quien seguramente merecía el ascenso? No son éstas las únicas inconsistencias llamativas. Da la casualidad que el capitán de navío (¿o contralmirante?) Malavé Méndez es el segundo alto oficial vinculado a la compra de armas rusas que perece. El 11 de enero de este año, el Ministerio de la Defensa informó, en brevísima nota de prensa, de la muerte del general Tomás Moncanut Abella en un “accidente de tránsito” ocurrido dentro de Fuerte Tiuna.

Moncanut y Malavé habían sido designados (Gaceta Oficial del 6 de julio de 2004) como integrantes del equipo negociador del material bélico ruso, cuyo coordinador sería el general Verde Graterol, jefe del Estado Mayor Conjunto. Cabe recordar también, a propósito de estas coincidencias, que hace unos meses fue detenido un tal Fernán Altuve Febres, acusándosele de haber intentado cobrar en Moscú las comisiones por las compras de armas. Después se le puso en libertad y se dijo que más bien Altuve había tratado de impedir el pago de tales comisiones.

¿Las hubo? ¿No las hubo? No vamos a invadir los terrenos de John Le Carré porque no tenemos modo de ir más allá de la exposición de los hechos. Pero, dada la casi total falta de transparencia que rodean los actos del gobierno, la imaginación tiene rienda suelta.No terminan aquí los “misterios” de Fuerte Tiuna. El 11 de mayo pasado, mientras Chávez estuvo en Brasil, fueron pasados a retiro el almirante Orlando Maniglia - para el momento, como Inspector General de la FAN, segundo hombre en el line up militar-, y veintitantos oficiales más de la Marina. La decisión, muy anticipada con respecto a los procedimientos habituales de pase a retiro, que tienen lugar a lo largo de junio, no podía sino estar firmada por el ministro García Carneiro y el vicepresidente Rangel, encargado de la silla miraflorina. Regresó Chávez de Brasil y de inmediato echó atrás la orden. García Carneiro “explicó” que fue un “error”.

¡Menudo “error” ! Pero no habría sido el primero de esta naturaleza. Ya antes, en marzo, había pasado lo mismo con el general Quintero Viloria.

Chávez estaba en La Habana y aquí, mediante un “resuelto”, que sólo podía estar firmado por el ministro y el vicepresidente, en ausencia del Presidente, se le pasó a retiro. El Presidente retornó de Cuba, revirtió la disposición y nombró a Quintero Viloria general en jefe de la Reserva, bajo su mando directo. ¿ “Error” también? ¿O es que le están jugando quiquirigüiqui a Chávez? ¿Tendrán algo que ver estos “errores” con la sucesión de García Carneiro? ¿Fue un tanteo para sacar del juego a Maniglia, ministro in pectore? ¿Qué pensará Baduel de todo esto? ¿Qué le dirá el I Ching? La Quinta República no se salva de las tribulaciones de la Cuarta en cuanto a cambios militares toca. Pero elevadas al cubo porque ahora Gobierno y FAN la misma cosa son.



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