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Carta a Hugo Chávez

Por Saúl Hernández Bolívar | El Mundo

31.01.05 | Hombre, Hugo Rafael: Le mentiría si le digo que no me importa lo que usted ha hecho en Venezuela porque a uno, en mayor o menor medida, le tiene que importar lo que le pase a los vecinos y se tiene que preocupar cuando llega un vecino indeseable. Pero no me importa mucho porque los venezolanos se lo han buscado y cada pueblo tiene los dirigentes que se merece. Venezuela es el quinto productor mundial de petróleo y apenas tiene la mitad de la población colombiana, unos 22 millones de habitantes. Aún así, es un país tan pobre como el nuestro, lo que demuestra que su clase política tradicional, el Copei y otras yerbas, ha sido mucho más corrupta que la de por acá, y eso es mucho decir. En lo concerniente a usted, se han clavado el cuchillo solitos porque a pesar de tener infaustos recuerdos de la dictadura de Pérez Jiménez, militar golpista, a usted le perdonaron el sangriento intento de golpe de febrero de 1992, delito por el que todavía debería estar en la cárcel, pero del que lo indultó Rafael Caldera en 1996, ¡uno de los corruptos que lo justifican a usted! Aún así, su pueblo lo nombra presidente, le permite cambiar la Constitución, controlar las instituciones a su antojo, reponerse a un golpe y manipular un referendo revocatorio...

Por todo eso, que el pueblo venezolano se lo aguante como Cuba a Castro, se lo tienen merecido. Pero cuando usted tilda el caso Granda de violación de la soberanía venezolana, no puede uno menos que reírse porque usted, estimado vecino, es el que tiene por costumbre meterse al rancho de los demás. Usted ha hecho toda clase de malabares para extender el macilento comunismo en la región. Con sus petrodólares fue definitivo en el ascenso de Lucio Gutiérrez en Ecuador; en la caída de Sánchez de Losada en Bolivia; en el surgimiento de un militar revolucionario en Perú, Antauro Humala; y en el renacimiento de los viejos odios de bolivianos y peruanos hacia Chile. Hasta dicen que Lula está bravo con usted por apoyar a los Sin Tierra en contra suya. Bueno, eso sin hablar de su muy evidente relación con las Farc y los numerosos episodios que usted ha protagonizado por mucho que jure, por su madrecita, que nada tiene que ver con esos señores.

Últimamente se dedicó a comprar armamento. Aviones, helicópteros artillados, tanques, navíos... Y qué raro, por ejemplo, que compre 100 mil fusiles calibre 7.62 como los de la guerrilla y no 5.56 de los que tiene todo el mundo. De hecho sus 60 mil efectivos tienen fusiles 7.62. No parece pues, que se esté ‘modernizando’ o actualizando como dicen analistas sino simplemente aumentando el arsenal. Y qué curioso que el comunista presidente de España nos haya negado la venta de unos tanques viejos mientras que a usted le fabrica corbetas de guerra; menos mal que Zapatero nos cuasi regaló un avión ambulancia, con un vecino como usted nos va a ser de mucha utilidad.

Chávez: el problema no es Granda, el problema es usted. Por su culpa, soplan vientos de guerra, suenan los tambores y en la distancia se perfilan las ‘lanzas coloradas’ de que hablara su compatriota Arturo Uslar Pietri. Temblarán los Andes el día que usted tenga sus jugueticos de guerra y el espíritu burlón del general Bolívar se pare a bailar en una mesa pidiéndole la reunificación de la Gran Colombia. En Venezuela hay un odio decimonónico hacia los colombianos. Para muchos venezolanos, los de más acá del Orinoco somos los magnicidas del Libertador pero usted debería estudiar un poco de historia para darse cuenta de que meterse con Colombia va a ser el principio de su fin, y no porque el vaquero de la Casa Blanca le quiera mostrar quién manda o porque nosotros seamos el doble de ustedes y nuestro Ejército triplique el suyo... Con aviones, con guerrilla, con refuerzos cubanos y de otras latitudes, usted puede ganar y hasta instalarse aquí unos años, pero el pueblo colombiano no tiene la nobleza del cubano, es insolidario por naturaleza, somos envidiosos e individualistas y terminaríamos unidos en contra del que pretenda impedirnos hacer lo que a cada cual le dé la real gana. Cada colombiano es un país, decía Bolívar.

Pero, además, hay que recordarle dos cosas, señor Chávez: que los colombianos llevamos 40 años diciéndole no a la guerrilla y al sistema político que representan, que es el mismo suyo; y que estamos acostumbrados a la muerte como una mera estadística porque hemos hecho de la violencia un deporte. En cambio, ¿cuántos muertos soportarían los venezolanos antes de pedir su cabeza henchidos de dolor? El día que usted disponga la guerra contra Colombia marcará el final de su aventura ‘bolivariana’ porque para doblegar a un pueblo insurrecto, a usted le falta pelo pa’ moña.

Vea vecino: usted es un déspota opresor que terminará como todos los de su ralea. Hoy está en la buena y hasta tendrá tiempos mejores, pero su utopía sólo dejará un reguero de muertos, miseria y atraso. Si usted persiste en este camino, a la vuelta de diez años ambos países, Colombia y Venezuela, estarán en el paleolítico mientras que vecinos como Chile y Costa Rica rondarán los 15 mil dólares per cápita, ofreciendo a sus ciudadanos un nivel de vida envidiable, en paz y prosperidad. Le apuesto un dólar a que será así, y no sé si su final sea tan benévolo como el que el destino le deparó a Mussolini, colgado por su propia gente en la plaza de un pueblo.



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