Venezuela: Tres países y un destino
Por Alfredo Tinoco
Tres países - Si algo resulta evidente de los resultados del Referendo Revocatorio, sea cual sea su posición en el mismo (por el Si o por el NO, creyendo que hubo fraude y ventajismo o pensando que el resultado es un retrato fiel de la realidad venezolana sin ningún tipo de aderezos), es que sigue habiendo un extenso sector del país que no siente reflejadas en ninguna de las ofertas electorales sus verdaderas necesidades y requerimientos, ni se siente motivado a participar.
En vista de lo anterior no solo resulta obvio que cada una de las dos corrientes que hoy se encuentran enfrentadas tiene por fuerza que reconocer al otro e incluirlo en el proyecto de país que pretenden desarrollar; sino que también pende sobre ellos la espada de Damocles que representa ese 30% de nuestra población que aún no se ha manifestado a favor de ninguna propuesta electoral. Despachar el asunto diciendo que ese es un “abstencionismo estructural de nuestra democracia” es hacerle un flaco favor a ese sector de la población, a sus requerimientos, aspiraciones y necesidades. Al igual que pensar, y en consecuencia percibir, que el sector oficialista solo se mantiene en esa corriente por interés, por miedo o por ingenuidad. Así como creer que los que se oponen al proyecto oficialistas son oligarcas, golpistas, racistas y fascistas.
Dos años
Tal parece que la próxima fecha clave para la definición del futuro de nuestro país será la que se establece para las elecciones presidenciales dentro de dos años. Si la oposición es capaz de abandonar el inmediatismo que la ha caracterizado en estos últimos años para trazarse un horizonte a mediano plazo. Si la oposición es capaz de abrir espacios para que surja un nuevo liderazgo capaz de estructurar una propuesta concreta de país, una alternativa real al proyecto del oficialismo. Si la oposición es capaz de integrar en este movimiento las ideas de profesionales de todas las áreas interesados en ofrecer su aporte al país que soñamos. Finalmente, si la oposición es capaz de motivar a participar a ese 30% que se mantiene aún al margen. Entonces y solo entonces tendremos una oportunidad real de construir un país para todos, en vez de seguir cambiando a unos excluidos por otros.
Condenados a entendernos
Un liderazgo de oposición que se dejó engañar de buena fe para que un reducido grupo secuestrara nuestros legítimos reclamos e intentara dar un golpe de estado el 11 de Abril; un liderazgo de oposición que llevo al país y a buena parte del aparato gerencial de PDVSA al despeñadero que represento el paro petrolero; un liderazgo de oposición que intentó sin mayores resultados positivos una medida tan desesperada como La Guarimba; un liderazgo de oposición que no supo velar para que se respetase la voluntad de los venezolanos expresada en sus votos y asegurar la transparencia de los resultados del Referendo Revocatorio...No solo no merece recibir la responsabilidad de guiar los destinos de nuestro país, sino que frente a todos estos fallos esta en la obligación de aceptar que no puede ni sacar del gobierno al presidente Chavez y a sus seguidores, ni podrá llegado el momento gobernar sin ellos. Un movimiento oficialista que ha traicionado su principal bandera de lucha como lo fuera combatir la corrupción; un movimiento oficialista que recurrentemente ha incurrido en las prácticas más deleznables del pasado (corrupción, clientelismo, abuso de los derechos humanos, concentración de poderes, cogollocracia exacerbada) y cuya única excusa ha sido siempre recordarnos lo que los demás hacían antes que ellos en vez de hacer buena su promesa de un cambio radical en el manejo del país; un movimiento oficialista revanchista, lleno de odios y desprecio hacia vastos sectores de nuestra población; un movimiento oficialista que solo ha podido enfrentar a costa de un notable deterioro en las condiciones de vida en el país todos los intentos de la oposición de provocar un cambio político...No solo no merecer continuar guiando de esta manera los destinos de nuestro país; sino que debería entender y aceptar que no puede eliminar a la oposición de un plumazo y que no podrá gobernar sin tomar en cuenta a la oposición.
Finalmente, cualquier nuevo movimiento que pretenda corregir los errores del pasado (los de los cuarenta años y los de estos últimos 5 años) esta obligado a entender que, además de motivar y captar para si a ese 30% abstencionista, así como a buena parte de los opositores y chavistas “light”, debe lograr integrar a los sectores más radicales del oficialismo y de la oposición. Si este nuevo movimiento no logra materializar el hecho de que la democracia no debe ni puede ser la dictadura de la mayoría estará condenado al fracaso. Y es por eso que nosotros, los tres países en que ahora se divide Venezuela, estamos condenados a entendernos.
Un destino
Sea cual sea el derrotero que tome el país también es dolorosamente obvio que, a pesar de haber en la realidad tres países coexistiendo hasta ahora más o menos pacíficamente, es solo uno el destino que nos aguarda y dependerá de nosotros construir un país que resulte en la mayor suma de felicidad y prosperidad para todos los venezolanos. Debemos romper esta siniestra cadena en la cual los excluidos de ayer son los excluyentes de hoy, mientras que los excluidos de hoy solo aguardan su turno para pagar con la misma moneda. Ha llegado el momento de dar un paso al frente y asumir a cabalidad los deberes y derechos que nuestra ciudadanía implica.
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