Renuncia otro embajador de Venezuela
Víctor Rodríguez Cedeño
Al Señor
Jesús Arnaldo Pérez
Ministro de Relaciones Exteriores
Caracas
Caracas, 23 de marzo de 2004 - Señor Ministro: A lo largo de mi trayectoria pública, he ejercido cargos y funciones internacionales importantes que me comprometen como Funcionario de Carrera del Servicio Exterior y me enorgullecen como venezolano.
Después de haber egresado como Abogado de la Universidad Central de Venezuela en 1970, realicé estudios de postgrado en diversas instituciones académicas, entre ellas el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Paris y la Universidad de Derecho, Economía y Ciencias Sociales de Paris (II). En mi condición de jurista especializado en derecho internacional público, he sido invitado por Universidades de gran prestigio, como las de Paris X (Nanterre), Málaga, Barcelona, Centroamericana de Managua y del Rosario de Bogotá. Igualmente, he representado a Venezuela en numerosas reuniones internacionales dentro del marco del sistema de las Naciones Unidas, entre las cuales se cuentan la Sexta Comisión de la Asamblea General, desde 1992 hasta 2002, y en las negociaciones que condujeron a la creación de la Corte Penal Internacional, entre 1994 y 2001.
Por estas razones, he estado estrechamente vinculado a lo largo de toda mi trayectoria profesional a las actividades y el desarrollo de los órganos de promoción y protección de los derechos humanos. Ello me ha permitido ocupar importantes posiciones, entre ellas, la Vicepresidencia y la Presidencia del Comité Ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Vicepresidencia de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la Presidencia del Comité de Asuntos Jurídicos de la OIT y de la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Conferencia Internacional del Trabajo. Actualmente, me permito agregarle, soy miembro, a título personal y hasta 2007, de la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas y Relator Especial para el tema de los Actos Unilaterales del Estado.
Las recientes declaraciones del Señor Presidente de la República ratificadas públicamente por usted, ponen de manifiesto el ejercicio de una forma cada vez más autoritaria de gobernar, que se hace totalmente intolerable a la luz de las normas democráticas de convivencia universalmente aceptadas.
A la creciente consolidación de un estilo cada vez más autocrático de conducir al país, viene a sumarse ahora la flagrante e impune violación de las libertades y los derechos humanos fundamentales en Venezuela. Esta situación se hace aún más crítica cuando esa práctica es tolerada por los demás poderes públicos, en desmedro de su obligatoria y necesaria independencia para la existencia de un verdadero estado de derecho. Resulta totalmente inaceptable tratar de ignorar la reciente comisión de delitos contrarios a los derechos humanos fundamentales y mucho menos justificar estas aberrantes acciones. Mal puede un gobierno que recibió el mandato popular, entre otras cosas, de proscribir definitivamente esas prácticas de nuestra vida republicana, reincidir en ellas, especialmente a la luz del cada vez más generalizado y evidente respeto universal a los derechos humanos. Para quienes de alguna manera hemos contribuido con nuestra actuación a su promoción internacional, nos resulta aún más inaceptable permanecer callados en medio de las actuales circunstancias.
Por lo anteriormente expresado, me veo en la obligación de tomar la decisión de separarme del Servicio Exterior de la República de Venezuela, al cual ingresé en 1966, dentro del cual he ejercido con dignidad e ininterrumpidamente mis funciones, hasta culminar como Embajador de Carrera.
Espero humildemente que esta renuncia contribuya en algo al cambio pacífico y democrático, ajustado a derecho, que la inmensa mayoría de los venezolanos exigimos en nuestro país. No es posible desestimar y desacatar la voluntad popular, contrariando el régimen jurídico interno y violentando las normas más elementales de protección de los derechos humanos, entre ellos, los derechos civiles y políticos reconocidos y aceptados por la comunidad internacional, que forman parte del derecho internacional consuetudinario.
En consecuencia, agradézcole ordenar la tramitación pertinente, a los fines de que me sea otorgada la jubilación que me corresponde de conformidad con el ordenamiento jurídico vigente.
Atentamente
Víctor Rodríguez Cedeño
Embajador
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