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Venezuela en Washington

Por Sonia Schott para Globovision

La clara estrategia del gobierno venezolano para neutralizar las posibles gestiones que la Comunidad Internacional pudiera concretar en el futuro inmediato en la crisis del país, y las negociaciones que simultáneamente han adelantado aquí esos mismos actores internacionales, y que pudieran dar como resultado un comunicado y la posible visita a Caracas del Secretario General César Gaviria, a finales de la semana próxima, es lo más relevante de Venezuela en Washington en la semana del 07 al 14 marzo del 2.004.

A medida que pasan los días, se evidencian más claramente las maniobras del gobierno venezolano, con el fin de evitar posibles actuaciones de la Comunidad Internacional en la crisis política actualmente en curso.

En efecto, lo que cuenta en Venezuela de la denominada Comunidad Internacional, tienen nombre propio: El Grupo de Amigos y la Organización de Estados Americanos. Precisamente los embajadores de esos países, con la presencia del Secretario General César Gaviria y el Secretario Asistente para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega, se reunieron muy discretamente en esta Capital, el pasado viernes 12 de marzo, teniendo como anfitrión a Brasil. El objetivo, supuestamente fue oír un adelanto del devastador informe que presentará el Jefe de la Misión de Observadores Electorales de la OEA en Venezuela, al Consejo Permanente, que deja muy mal parado al Ejecutivo venezolano y al denominado Poder Electoral. La prueba reina supuestamente son las llamadas “planillas planas” y otros “detalles” de actuaciones “poco delicadas” de algunos rectores electorales y otros actores políticos.

Un “informe” oesiano de este calibre y en este momento, vendría muy mal para el gobierno del presidente Chávez, que se ha visto acosado por acusaciones en torno a la violación de los Derechos Humanos, algo que en estos países moviliza mucho la clase política, porque la opinión pública es muy sensible.

Efectivamente, como hemos venido señalando en columnas anteriores, del Grupo de Amigos, ya fueron neutralizados España, Chile y México; Portugal nunca ha tenido una muy destacada actuación. Prácticamente quedarían Estados Unidos, Brasil y la OEA.

El caso de México es muy obvio, dada la evidente pérdida de liderazgo, tanto interno como internacional, del Presidente Fox y en particular de la declaración del Canciller de ese país, Luis Ernesto Derbez, cuando luego del encuentro en el Rancho Crawford del sábado 7 de marzo, el lunes siguiente declaró que México, no pensaba inmiscuirse en el tema venezolano.

Con Chile, el apoyo de la salida al mar de Bolivia, ha hecho que el Presidente Lagos haya “decidido” que la Cancillería se concentre en otros temas.

Con España, las relaciones no podrían ser peores entre Aznar y Chávez, haciendo que en los últimos tiempos la distancia sea muy notoria, amen de que Indra ya no participa en el jugoso negocio de la automatización de las elecciones.

Con respecto a Estados Unidos y luego de no obtener la respuesta que esperaban de las inurbanas expresiones que le dirigió al Presidente Bush y las amenazas de un impracticable embargo a las ventas de petróleo, concretaría sus acciones en explotar el expediente “Aristide” en un momento particularmente sensible para Washington y en especial para un Bush que en los últimos tiempos ha visto crecer con espanto a un John Kerry que abiertamente, y con ventajas para muchos, le está disputando el inquilinato de la Casa Blanca.

Los asesores del Jefe de Estado venezolano seguramente le han vendido la idea de que los demócratas están más interesados que los republicanos, por las cuestiones sociales y por lo tanto habría espacio para un mejor entendimiento. Similar argumento erróneo le vendieron en el 2000 según el cual las relaciones con Bush serían fluidas por la cuestión petrolera común.

La realidad ha mostrado otra cara, porque la política exterior norteamericana no cambia tan radicalmente a pesar de la importancia que han venido cobrando el voto latino y el afro-americano. Sin embargo, no se puede dejar lado el cada vez más enojoso embrollo de Haití, que ya el candidato demócrata ha sacado a relucir. Nadie duda que ventilarlo en instancias internacionales, le pudiera hacer mucho daño al Presidente Bush.

Por los momentos el Representante Permanente de Venezuela ante la Organización de los Estados Americanos ha hecho públicas las intenciones de llevar este asunto al seno del Consejo Permanente. Una amenaza que de concretarse afectaría no solamente a la diplomacia norteamericana, sino a la misma Organización interamericana, porque para nadie es un secreto el pobre papel que ella jugó en la referida crisis y en particular el del Sub Secretario General de la Organización Luigi Enaudi, el hombre de los norteamericanos en ese ente internacional, que ha venido manejando el conflicto haitiano desde hace varios años.

Simultáneamente, han buscado anular cualquier acción interamericana en el criticado frente de los derechos humanos en Venezuela, recusando, en primeras instancias, al Secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Santiago Cantón y enviando a Washington al Defensor del Pueblo, Germán Mundaraín, para asegurar que en: “Venezuela todo está en orden, sobre todo en el campo de los derechos humanos, donde no hay un solo detenido político”.

En cuanto a la primera acción, incoada por Fermín Toro, siendo demasiada inoportuna (ver columna anterior) fue rechazada con una contundencia y celeridad que no dejó espacio para las dudas. Este estruendoso traspié mostró que Venezuela, a pesar de contar con el apoyo de los CARICOM y otros países, no tiene mucha capacidad de acción en la OEA. Sin embargo, en ese Ente, Venezuela guarda un margen de votos que en cualquier momento pueden evitar la adopción de cualquier resolución contundente en su contra.

En claro, con la relación de fuerzas actuales, difícilmente Venezuela podría recibir una sanción que requiriese del voto de las dos terceras partes de los miembros de la OEA.

En cuanto a las gestiones del Sr. Mundaraín se conoció muy poco. Salvo que se reunió con el parlamentario Cass Ballenger, porque la Embajada distribuyó la foto.

No se descarta que sostuviera otras reuniones importantes, pero sus contrapartes locales o no eran de gran relieve, o, si lo eran, no hicieron mucho esfuerzo para que ese encuentro trascendiera a la prensa.

El que si se conoció fue un encuentro con la Comisión Interamericana de Derechos.

Se supo que la cita tuvo sus momentos difíciles, sobre todo cuando el Dr. Zalaquet le recordó que para que un Defensor del Pueblo cumpla a cabalidad sus funciones es una condición sine qua non la “autonomía e independencia” del funcionario que lo ejerce.

Para conocer más detalles esperamos, en vano, una rueda de prensa para informar sobre la visita. ¿Quizás no tenía mucho que informar? O la Embajada en Washington carece de poder de convocatoria, pero lo cierto es que a última hora fue cancelada.

Lo que si es cierto, es que muchos se sorprendieron que un Defensor del Pueblo viajara al Washington a defender… al Gobierno. Las revoluciones son inexplicables…

Otra especie noticiosa que ha venido cobrando fuerza, es que el Gobierno de Venezuela evaluaría una eventual salida del Sistema Interamericano.

Al respecto consultamos al Presidente de la CIDH el Dr. Zalaquett quien sin dilación nos dijo: “Yo no tengo nada que comentar al respecto”.

Pero unos especialistas estimaron que todo apunta a que el Gobierno de Venezuela no tiene en mente esa opción y se está preparando para dar la lucha dentro de la OEA. De allí la reunión del Grupo Amigos que se realizó en esta Ciudad el viernes pasado.

Aparentemente, en esa reunión los “Amigos” acordaron esperar la reacción del Gobierno venezolano a un comunicado que en principio harían público el lunes próximo, en el que apoyarían la labor cumplida por la OEA y el Centro Carter en Venezuela. Dependiendo de la reacción, tanto de la administración Chávez como de la oposición, se trasladaría a Caracas el Secretario General Gaviria a finales de semana. La idea sería que las dos partes lleguen a un acuerdo definitivo, para el llamado reparo y así blindar con todas las garantías posibles ese nuevo proceso, para lo que se ha previsto aumentar a 100 el número de observadores.

En todo caso, está claro que si del lado del Gobierno de Venezuela hay una clara estrategia para descalificar a la Comunidad Internacional, esta no se ha quedado con los brazos cruzados.

Resta la gran incógnita: Que la oposición acepte ir a los reparos y que el Gobierno haga lo propio respetando las normas. Al final del día es una cuestión de confianza, que todos saben es difícil de superar en escenarios polarizados. Pero la Comunidad Internacional es precisamente muy eficaz en este tipo de cuestiones porque con su presencia disuade la posible comisión de abusos, pero si no está muy vigilante puede avalarlos, ese es el peligro que solo los venezolanos pueden evitar.



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