Hugo Chavez: traidor de Venezuela
Por Jesus Petit Da Costa
La decisión unilateral e inconstitucional del Presidente de la República de permitir la explotación por Guyana del territorio venezolano del Esequibo, haciendo actos de posesión indubitable, lo convertiría, en caso de materializarse, en reo de traición a la patria.
La Constitución vigente declara que el territorio de Venezuela es el que correspondía a la Capitanía General antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1.810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad.
Pues bien, el territorio Esequibo formaba parte del territorio de la Capitanía General de Venezuela. Esto fue reconocido por Gran Bretaña en 1824, teniéndose como frontera al río Esequibo entre la Guayana venezolana y la Guayana inglesa. No obstante, por estar desguarnecido el territorio venezolano a fines del siglo XIX colonos ingleses lo invadieron, atraídos por su riqueza natural: oro, diamantes, asfalto, maderas preciosas y balatá. Para tratar de detener esta invasión se creó el Territorio Delta en 1884. A pesar de ello, siguió la invasión por lo cual Venezuela rompió relaciones con Gran Bretaña en 1888.
La desigualdad de las fuerzas militares obligó a Venezuela a aceptar el compromiso de arbitraje propuesto en 1897 por los Estados Unidos, quienes en componenda con Gran Bretaña le aprobaron un laudo arbitral por el cual se nos pretendía despojar de más de 150.000 Km2. Los árbitros se vendieron al más fuerte.
Venezuela jamás reconoció este laudo arbitral, que declaró nulo e írrito. Para negociar una solución se firmó el Acuerdo de Ginebra en 1966, bajo la presidencia de un guayanés que sentía la reivindicación territorial como propia, el Presidente Leoni.
La Constitución vigente desconoce la validez del laudo arbitral por considerarlo viciado de nulidad. En consecuencia, considera al Esequibo como territorio nacional. Así lo consagra expresamente en el Art. 10, agregando en el Art. 13 que el territorio nacional, del cual forma parte el Esequibo, no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros. Aceptar que la República de Guayana explote, así sea temporal o parcialmente, el territorio venezolano del Esequibo significa ceder esta porción de la soberanía territorial de la República de Venezuela, sin autorización del pueblo venezolano, lo cual constituye alta traición.
Cabía esperar de alguien que se califica de líder revolucionario anti-imperialista que insurgiera contra el despojo territorial ejecutado por el imperialismo anglo-americano. Cabía esperar de alguien que pretende erigirse de líder continental de las reclamaciones territoriales, como en el caso concreto de la salida de Bolivia al mar, que fuese el adalid de la reivindicación territorial de su patria en el Esequibo. Cabía esperar de alguien que se ufana de ser orgulloso comandante en jefe de la fuerza armada nacional, hacer lo que hizo Pérez Jiménez para reivindicar el islote de Los Monjes, que fue proceder a ocupar sin más dilación como un patriota y sin ceder un milímetro.
El Presidente de la República ha procedido en contra de la patria como lo hizo Guzmán Blanco respecto a Colombia. Guzmán vendió la Guajira y el Casanare a cambio del ingreso de su familia a la nobleza europea. Ahora nos encontramos con la entrega del territorio reclamado a cambio de un voto en la OEA. Para el Presidente de la República el territorio de Venezuela vale menos que la silla presidencial de Miraflores. Esto es sencillamente indigno e inadmisible. Elevo mi protesta más enérgica como venezolano por el entreguismo del Presidente de la República y por la conducta indigna de los mandos militares que toleran este atentado contra la integridad territorial de la República.
send this article to a friend >>