Venezuela en Washington
Por Sonia Schott
El desconcierto que en esta Capital han despertado las recientes declaraciones del Presidente Chávez en las que cambió intempestivamente de posición y anunció que apelaría al Tribunal Supremo de Justicia una decisión del Consejo Nacional Electoral que le fuera adversa, es lo más relevante de Venezuela en Washington en la semana del 8 al 14 de febrero del 2.004.
“Cuando observo lo que pasa en Venezuela me convenzo más que el problema en América latina no son las democracias sino lo gobernantes. Fíjese que una vez más nos ha quedado claro que las mayorías comiciales no hacen los verdaderos presidentes, esos que se ganan el respeto de todos: nacional e internacionalmente. Estamos retrocediendo, porque las elecciones están haciendo cada vez más caudillos, gamonales o jefezotes llevados allí generalmente por la más grande minoría. Pero estadistas, verdaderos gobernantes que logran impulsar concensos con la participación de todos, son cada vez más escasos. Esto ciertamente no es nada nuevo, pero se está haciendo demasiado frecuente y el resultado es grave, como sucedió recientemente en Bolivia con Sánchez de Losada. Ahora, los casos de los presidentes Chávez y Aristide de Haití, son los más preocupantes, sin olvidar el de Toledo (Alejandro) y otros más. Tratar de gobernar sobre la polarización es una táctica de consecuencias devastadoras porque un país no puede vivir de incertidumbres y abusivo manejo de las instituciones. Creo que precisamente eso está planteando el Presidente (Chávez) en su declaración (que apelará ante la TSJ) y con ello estaría atravesando ese mínimo espacio que a mi juicio lo ha venido separando de la ilegalidad. Considero, sin la menor duda, que si (Chávez) no acepta automáticamente la decisión del Consejo (Nacional Electoral) como se ha comprometido en reiteradas ocasiones, podrá recurrir a cualquier instancia; pero esta acción estará viciada ante la Comunidad Internacional del peor estigma: la manipulación. Difícilmente aceptaremos un tipo de decisión de esa naturaleza y él (Chávez) lo sabe”. En estos términos calamitosos, se expresó un funcionario norteamericano refiriéndose al anuncio realizado por el presidente Chávez de recurrir al Tribunal Supremo de Justicia si la decisión del ente electoral venezolano le fuese contraria.
Es importante destacar, que esa misma fuente la habíamos consultado unos días atrás y en todo momento sostuvo que el proceso político en Venezuela, a pesar de sus inconvenientes, se había mantenido dentro del marco constitucional, también había venido resaltando las cualidades y ecuanimidad del Presidente de Tribunal Supremo, Magistrado Rincón. Ahora parece que ha cambiado drásticamente de opinión y con ella la de otros consultados, lo que no necesariamente se podría interpretar como un incondicional apoyo a la oposición venezolana.
Ciertamente, aquí se había venido observando una ambivalente opinión sobre Venezuela entre los diversos hacedores de opinión o que tienen que tomar decisiones al respecto.
Las dudas surgieron cuando el Presidente Chávez se comprometió absolutamente a respetar la decisión del CNE y la oposición hizo todo lo contrario. Nadie se explicaba ¿porqué la oposición no hacía lo mismo que el Presidente, sobre todo si se toma en cuenta la presencia tan amplia de observadores internacionales? Ahora, pareciera que el beneficio de la duda se lo han retirado al Presidente.
¿Lo anterior se podría interpretar como la posibilidad de un cambio de actuación de los Estados Unidos y en general de la Comunidad Internacional hacia la coyuntura política en Venezuela?
Ciertamente no, “nosotros estamos razonablemente satisfechos con el papel que ha venido cumpliendo la Comunidad Internacional (en Venezuela) a través del Centro Carter y la OEA y no me parece saludable que a estas alturas de ese proceso, vayan otras instituciones a hacer de observadores electorales allá (en Venezuela), eso pudiera complicar en demasía todo, porque entonces se pudieran producir divergencias públicas entre estos entes, que lo único que harían es empañar todo el proceso. Imagínese, si la oposición lleva a sus nuevos observadores, el gobierno hará lo propio, entonces ya no habría una polarización política en Venezuela sino dos: una entre los venezolanos y otra entre los observadores, sería desquiciante. Por otra parte estamos convencidos que el Presidente Carter ha podido tomarle muy bien el pulso a esa situación y se sabe manejar muy bien con el Gobierno y la oposición, y (el Presidente) Lula también está jugando un rol destacado que todos apoyamos. Una presencia mayor, al menos de nosotros (USA) no la creemos, ni conveniente ni oportuna, porque pudiera dar pie a malos entendidos. Por los momentos creo que nada va a cambiar, ni habrá un incremento en las declaraciones, al menos hasta que se produzca el fallo del Consejo (Nacional Electoral). Luego veremos” nos aseguró más adelante el funcionario consultado.
Sin embargo, para otros expertos, el cambio de discurso del Presidente Chávez se enmarca dentro del desarrollo de su tradicional estrategia de desconcertar para tratar de turbar la opinión internacional y sobre todo exacerbar los ánimos ya caldeados dentro de la oposición venezolana. De esta manera buscaría un pronunciamiento de la Comunidad Internacional que la descalificara al tiempo que buscaría exacerbar aún más a los factores de la oposición para propiciar el desencadenamiento de una violencia incontrolable y entonces allí apelaría el gobierno a la aplicación de medidas excepcionales y esto demoraría o en todo caso interferiría contra el proceso revocatorio presidencial. También aquí hay quienes sostienen que las últimas declaraciones del presidente Chávez son un evidente gesto de desesperación, que lo muestra perdido, lo que acrecienta notablemente las posibilidades del conflicto, arma por excelencia del gobernante venezolano. Los que esto sustentan, estiman que ahora le corresponde a la oposición jugar con mucha inteligencia para poder colocar esta situación a su favor, lo que se verá en los próximos días.
En cualquiera de los casos, todos coincidieron en que la confrontación es el peor escenario, allí perderán todos, mucho más de lo que han perdido hasta ahora y se corre el riesgo de perpetuar una situación por ceder a la tentación de una violencia que solo favorecerá, al menos inicialmente al más poderoso en términos bélicos.
En fin, como nos aseguró recientemente el Profesor Michael Coppedge de la Universidad de Notre Dame: “en poco tiempo sabremos si fuimos sabios o ingenuos en haber creído o no en el Consejo Nacional Electoral. Pero si la respuesta es negativa, lamentablemente será muy tarde para hacer algo”.
Sin embargo, el Departamento de Estado, continúa insistiendo en su misma línea de declaraciones con respecto a Venezuela y apenas el viernes 13 de febrero: reiteró por enésima vez su llamado a respetar una decisión del Consejo Nacional Electoral que priorice la voluntad popular por encima del tecnicismo, al tiempo que reiteró su apoyo al los observadores internacionales (OEA y Centro Carter) y hace un llamado a la no violencia recordando que es al gobierno, como autoridad constituida, a la que le corresponde la mayor responsabilidad en el mantenimiento del orden.
Extraoficialmente conocimos que no había otro camino, porque si se coloca de lado al Consejo Nacional Electoral con los observadores internacionales, lo que quedaría sería la nada: “no se trata de una cuestión de confianza o no en el CNE, se trata de algo mucho más importante, es que si no hay institución no hay arbitro y sin este no hay juego posible ni resultado creíble para nadie, empezando por los mismos venezolanos, que son los primeros que deben estar convencidos de la transparencia del proceso, le recuerdo que nosotros como Comunidad Internacional somos accesorios y no podemos reemplazar a nadie en sus responsabilidades internas, como no se lo solicitamos a nadie que lo haga en nuestro país, ese es un asunto de los venezolanos, le reitero”.
Son muchos los asuntos y los intereses de los Estados Unidos por el mundo y ciertamente Venezuela, de lejos no es la prioridad. Pero de algo si se puede estar seguro, cada día en Washington, los responsables de los asuntos latinoamericanos están más concientes del potencial peligro que para la estabilidad de la Región significa una irresoluta crisis política venezolana, por ello cada vez están más convencidos que ahora están las condiciones dadas para una salida. Cual será y si esta es definitiva, es una cuestión que solo el tiempo y el tino de los dirigentes lo responderá.
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